"Lejos de la primera asociación que nos surge cuando escuchamos la palabra “motor”, su etimología nos cuenta que recién a partir del siglo XX iba a comenzar a utilizarse para representar lo que entendemos actualmente por este término: sistemas mecánicos que transforman algún tipo de energía en energía mecánica. Hasta entonces, “motor” hacía referencia a dos acepciones: movimiento, movedor o movedora, y primer motor, es decir dios, o desde un punto de vista menos religioso con el cual me siento más a gusto, simplemente energía creativa.
Cuando escuchamos la música de Sofía, Gustavo y Marcelo en su primer disco Motor homónimo al nombre del grupo, escuchamos la acepción que no pierde vigencia a través de los siglos, es decir la energía que crea y transforma algo a través del movimiento. Sin caer en definiciones ya trilladas para hablar de la música improvisada, puedo decir con seguridad que todo eso que se desprende a partir del análisis de la música en términos de energía, creatividad, movimiento y transformación, en este disco también sucede, y es evidente incluso en una primera escucha. Pero centrémonos en la coyuntura actual en la que surge este disco: una Argentina hastiada de un sistema neoliberal depredador, una America Latina que se despierta contra poderes que pierden poder y no encuentran otra manera de actuar que reprimiendo a quienes se lo hacen notar, un continente con una breve historia en estas estéticas musicales pero que se muestra cada día más creativo y original —muchas veces más que los fundadores de estas corrientes—, una carencia de lo institucional y una fuerte vocación por lo autogestivo, entre otras cosas. El motor que escuchamos en este disco, no es más, ni menos, que el gerundio de movimiento, de transformación, de proceso, de creación, es la coyuntura actual cocinándose.

Cuando el Motor se enciende, mientras implícitamente resuena todo esto anteriormente mencionado, podemos escuchar seis composiciones e improvisaciones que se destacan por su frescura en la interpretación y por la escucha grupal que caracteriza a la y los involucrados.
En un primer instante no podemos dejar de notar la peculiar instrumentación de este grupo —saxo barítono, saxo alto y batería— que a su vez se amplia con la facilidad que tienen Sofía, Gustavo y Marcelo de hacer sonar sus instrumentos de maneras alternativas, intervenirlos o utilizar algún invento fruto de su insaciable búsqueda de sonidos. A lo largo del disco escuchamos una combinación de improvisaciones y composiciones, casi de manera intercalada, que hace que el o la oyente no pierda la atención en ningún momento. Las melodías, simples, pulsadas y tan efectivas en el contexto musical que plantea el grupo, permiten al oyente poder experimentar una manera diferente de escuchar a un grupo que se caracteriza, grupal e individualmente, por dedicarse casi exclusivamente a la improvisación libre y música experimental.

Sin entrar más en detalles de cada momento del disco —aunque no puedo dejar de mencionar un silencio grupal (total) vertiginoso que cautivó mi atención—, Motor hace una música, en mi opinión, diferente a lo escuchado habitualmente en grupos de estas estéticas musicales. Nutriéndose, voluntaria o involuntariamente, de una actualidad que muchas veces tenemos que transpirar para no ahogarnos en ella, y haciendo uso de lo mejor que saben hacer con el sonido y el silencio, Sofía, Gustavo y Marcelo, hacen rodar no solo a un grupo nuevo, sino que ponen en funcionamiento un motor con un sonido genuino, propio del grupo."

Pablo Díaz